Ariel Alberto Parra Mier

Nace en Curumaní Cesar en octubre de mil novecientos setenta y dos, su infancia transcurre en medio de la lecturas que se desarrollan en las largas tardes y bajo el sopor del trópico, pues, las amigas de su madre solían ir religiosamente a leer y releer las historias de amor de las revistas de Chantal, Kaliman, Memín, etc., de ese modo el mundo onírico y fantástico fue mezclándose con los espejismos de la soledad, la magia, la mitología y las historias de cción de los textos sagrados. Una vez ingresa al colegio Camilo Torres Restrepo, ensaya sus primeros cuentos y letras de canciones del folclor vallenato. En 1996 conoce a Eduardo Lineros quien lo sumerge en los laberintos borgianos y de allí a sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de La Salle en Bogotá, donde bajo el inujo de los poetas malditos y la literatura Rusa va dando forma e imagen a la poética de esta colección y va nutriendo el árbol rústico de su existencia bajo la inuencia del oscurantismo de poetas como Reine María Rilke. Por todo lo anterior, podemos intuir el fuego y el hielo de sus versos, y su fascinación por la mística y la lucha de las dos fuerzas llamadas bien y mal, las cuales van orquestando el teatro decadente en el cual se haya sumergido el hombre actual, donde día tras día el sujeto rutinario cae bajo el peso de la piedra de Sísifo y las mandíbulas de las corrientes intestinas del poder cósmico y brutal de los dioses envueltos en el olvido.